Hay dos cosas sin las que una lactancia no funciona y está abocada al fracaso
  1. Tener muchas ganas: los comienzos, son difíciles, y eso nadie nos lo cuenta. Nos hablan de las mil y una ventajas de la leche materna pero olvidan explicarnos las penurias por las que vamos a pasar. La foto de la mamá con un bebé (o dos) mamando plácidamente, todos felices y relajados dista mucho de la realidad durante las primeras semanas. En ausencia de otros problemas (no digamos ya si los hay), tener a un bebé (o dos) succionando tus pezones durante muchas horas a lo largo del día, un día tras otro, tiene poco que ver con el romanticismo y el vínculo especial que nos han vendido. Así que sí, hace falta tener muchas ganas de amamantar para superar todos esos obstáculos y ver la luz, que se ve, pero después de pasar por un largo túnel. Hace un año, en medio de la tempestad con el pequeño Tamagochi, escribí este post. A pesar de las dificultades la película terminó muy bien, de hecho no ha terminado aún: tras las dos primeras semanas que fueron un infierno (postparto mediante), las cuatro siguientes un tormento, y hasta los 4 meses demasiado intenso para ser cierto (aunque llevadero)… empecé a disfrutar… tanto, tanto, que 13 meses después sigo dándole el pecho por pura comodidad y conveniencia;
  2. Contar con mucho apoyo:
    • Pareja: aunque no se ponga al bebé al pecho, la pareja es tan fundamental en la lactancia como la madre. Amamantar es demasiado intenso y abrumador, no puedes hacer otra cosa las primeras semanas. Si tienes al lado a alguien que se encarga de planificar comidas, de limpiar, de hacer la compra, que se ocupa del/los bebé/s cuando no está/n comiendo para que tú puedas dormir algo, o salir a dar un paseo para refrescar, o hacer otras tareas de la casa y desconectar un rato… si tienes alguien así contigo, entonces las cosas son mucho más llevaderas;
    • Familia/amigos: es importante que conozcan nuestro deseo de dar el pecho, y pedirles por favor que si no van a apoyarnos en nuestra decisión, que al menos no la entorpezcan con comentarios fuera de lugar. Si quieren implicarse y echarnos una mano, pueden traernos comida, cuidar del/los bebé/s un rato, bañarlo/s, ir al supermercado… En fin, encargarse de todo menos de alimentar al/los bebé/s (anda que no hay cosas que hacer). Decir «no pasa nada por dar un bibéron» no ayuda en absoluto cuando lo que realmente deseas es dar el pecho (si no lo tienes tan claro o, directamente, no quieres amamantar, por supuesto que no pasa nada por dar biberón);
    • Personal sanitario: Después de una generación (la de nuestras madres) en la que se perdieron los referentes y la cultura de amamantar, la nuestra se ve presionada a dar el pecho a toda costa… tanto, que las madres que deciden no hacerlo son muy criticadas. La realidad es que (lo dicen las estadísticas), de entre las madres que dan biberón a sus hijos, muchas deseaban una lactancia en exclusiva y se han visto obligadas a abandonar. El desconocimiento en la materia y falta de apoyo por parte de muchos sanitarios, que en la carrera no han estudiado nada sobre lactancia materna, es un handicap importante. Porque comienzas la tarea de amamantar con toda la ilusión hasta que surge la primera duda, y resulta que los mismos que primero te convencieron y te dijeron que era lo más apropiado para tus bebés, ahora se quedan a cuadros cuando les planteas un problema, la primera sospechosa es siempre la lactancia materna, y la única forma que tienen para resolverlo es recetarte leche de fórmula (por suerte cada vez son menos, pero sigue habiendo). Y hala, ahí te quedas tú con el biberón en la mano y la culpa reconcomiéndote el corazón. No debería ser tarea de los padres informarse para conseguir lactancias exitosas, sino que los profesionales de la salud deberían estar formados para poder acompañar y apoyar a las familias que desean instaurar la lactancia materna, y no seguir dando recomendaciones obsoletas que han demostrado ser totalmente contraproducentes.
Afortunadamente, insisto de nuevo, cada vez más personal sanitario se implica y se forma en lactancia materna, y son menos los casos de sanitarios desactualizados, o, lo que es infinitamente peor, comprados. Sin embargo, aún perviven multitud de mitos en torno a la lactancia que, tristemente, sobrepasan la cultura popular para instalarse en las consultas de pediatría, de enfermería pediátrica o de ginecología.  Os comparto un vídeo donde se desmontan muchos de estos mitos. Quiero aclarar que este vídeo no es para abrir debate ni atacar a nadie, sino para reclamar profesionales sanitarios que sepan apoyar y derivar.

La lactancia materna es muy importante para las madres que optan por ella, no porque lo diga la OMS, sino porque es su decisión, y es muy triste que arruinen innecesariamente tu proyecto debido a una mala praxis o un deficiente acompañamiento del entorno.

 

Que dar el pecho o no hacerlo sea una decisión libre de cada familia, y que, en ambos casos, cuente siempre con el apoyo, información y sobre todo, el respeto de nuestro entorno y, principalmente, del colectivo sanitario. ¿Tan difícil es?
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Asturiana, habladora compulsiva, culo inquieto, Licenciada en un par de cosillas y madre de 3 + 3. Los tres primeros son ? ? ? del cielo y los tres siguientes (los mellizos Zipi y Zape y el pequeño Tamagochi), afortunadamente nos dan mucha lata. No soy superwoman, trabajo en equipo con mi Pantuflo. Nadie dijo que fuera fácil... pero ¿y lo bien que lo pasamos?

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