Muchos padres pasamos horas observando en casa y en el parque a nuestros peques (en este blog, la mayoría dedicamos el tiempo a observar a nuestros pares). Y muchos pasamos horas preocupados pensando si nuestros hijos serán «normales», si se están desarrollando psicológica y afectivamente como deberían desarrollarse, si tienen las habilidades sociales necesarias y adecuadas, si progresan en el colegio,…. Las primeras preocupaciones a menudo surgen con sus primeros años de vida y con sus interacciones con otros. El juego nos ofrece muchas pistas al respecto, y ya se han encargado varios especialistas e investigadores a lo largo del tiempo en ofrecernos las claves para identificar esas pistas.

Ana me comentaba el otro día que había estado hablando con un padre sobre cuándo los niños empiezan a jugar con otros, y cuándo dejan de jugar solos o solo con un niño/persona, porque parecía que uno de ellos iba un poco más a su aire o solo jugaba con un único compañero, y no incluía a otros en el juego. A veces verás en tus hijos pequeños (aquellos con un desarrollo «normal» – y pongo «normal» para referirme a lo que se espera de edades concretas, aunque si no se observa, no necesariamente tiene que ser un problema, pues cada niño tiene su ritmo… es cuestión de estar atento y esperar hasta que las situaciones sean muy llamativas, pero ante dudas, para eso están los especialistas)… retomo; a veces verás en tus hijos pequeños comportamientos que a ojos de un adulto no nos parecen adecuados: quitar cosas a otros, dejar a un amigo «colgado» por otro, dejar el juego a medias, no compartir sus juguetes… Está claro que tienes un papel super importante en la educación de tus hijos, pero para jugar ese papel hay que unir dos visiones: la del adulto y la del niño. Y esto ¿qué quiere decir? Que hay que trabajar la empatía hasta el infinito y más allá.

Haciendo un resumen de los resúmenes, lo más importante es saber que el juego es fundamental para el desarrollo de un niño (y os lo dice una madre de un niño que no disfruta jugando… 🙂 ). Si bien hasta los 6 meses, el juego se centra básicamente en las funciones corporales, pues está descubriendo su cuerpo, y en algún momento al final de esta etapa empieza a manipular objetos, a partir de esa edad empieza a explorar los objetos, lo que tiene alrededor, ve lo que pasa cuando manipula, repite una y otra vez… A partir del año toma más fuerza la habilidad motora y la capacidad de comunicación, y es aquí cuando empieza a interactuar con el adulto con más consistencia, aunque el centro del universo, por decirlo de alguna forma,es él mismo.

A partir de los 2 años aproximadamente empieza el juego simbólico, aunque el manipulativo no deja de estar ahí. El juego simbólico, fuera de la jerga psicológica, es el de representar un personaje o un papel (soy un cocinero, una princesa, un bombero, una doctora…), y aunque parece que el hecho de que empiecen a imitar y adoptar roles nos hace pensar que ya necesitan gente a su alrededor para interactuar, lo cierto es que lo normal es que el juego sea individual aún, y que los que estamos a su alrededor “jugando” estamos más por compañía física (cómo nos engañan estos bichejos…) . Por eso en esta etapa de 2-4 años verás que tus gemelos / mellis empezarán a interactuar, pero no esperes que parezca que son amigos del alma y que saquen el «Twister» o el «Quién es Quién» para jugar juntos. En pocos casos se verá el juego social o colaborativo.

Es alrededor de los 4 años cuando empieza el juego social (mejor pre-social, pues el social propiamente dicho según algunos autores se inicia a los 6). Es decir, es a partir de esta edad cuando empiezan a jugar con otros niños, a tener roles entre ellos en los juegos, aunque muchas veces verás que vuelven a jugar a su bola, o dejan las cosas a medias, o a niños colgados. Eso pasa porque aún no tienen mucha organización en este tipo de roles. Y es a partir de los 6 años cuando el niño muestra habilidades para el juego colectivo.

¿Y por qué decía lo de la empatía? Pues porque sabiendo estas cosas, percibirás el juego de tus hijos desde otros ojos. Te parecerá más normal que vaya y venga sin mucha determinación o sin mucho sentido, que deje las cosas a medias, que no comparta, que solo juegue con uno… ya ves que ese uno muchas veces ni siquiera estará ahí formando parte del juego, sino solo para acompañar. Cada fase tiene sus peculiaridades. Y cada niño – e insisto mucho en esto – es un mundo. Habrá niños más desarrollados, otros menos. En los gemelos es inevitable comparar el desarrollo de uno u otro, pero las etapas del desarrollo son orientativas y no quiere decir que al cumplir los 2, ese día o el siguiente tienen que empezar un nuevo tipo de juego… Nunca debemos tomar estas teorías al pie de la letra. Es cuestión de darles tiempo. Para nosotros la opinión de los profesores siempre ha sido un gran referente para saber si nuestros hijos (tanto con los mellizos como con los mayores) van bien en su desarrollo. Tienen a una gran muestra poblacional en sus clases para detectar si alguno “se sale de la media”. Es cuestión de estar un poco atento y preguntar un par de veces al año cómo los ven. Pero siempre, ante cualquier duda, el pediatra o un psicólogo te podrán orientar sobre cualquier duda respecto al desarrollo de tus peques.

Vaya rollo que he echado hoy. Otro día intentaré hacer un post sobre el compartir, que a todos nos trae de cabeza en algún momento.

Un abrazo y ¡mucho ánimo!

 

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Elena Aguirre

Soy Elena, madre de 4 peques, psicóloga según el diploma que me dieron al acabar la carrera, y directora de Recursos humanos "en mi tiempo libre". Si ahora volviese atrás, estudiaría magisterio, en lugar de psicología, porque me encanta disfrutar de y con los peques. Me encanta ver las cosas desde su perspectiva. Nunca pensé que tendría 4 hijos, y menos que algunos serían mellizos!pero a día de hoy no sobra ninguno y tendría más si me dejasen. Con Willy "Fogg" , que de vez en cuando nos ayuda con algún post por aquí, hacemos un equipo bastante bueno, y sobrevivimos en esto de criar a 4 peques. Soy un espíritu libre, así que, cuando no "parqueo" o estoy con los peques, necesito ver el mar cada poco, o escaparme al monte o a sitios que no conozco, viajar,salir a tomar unas cervezas con amigas entre semana, respirar aire fresco a primera hora de la mañana, y lo daría todo por ir a trabajar caminando. Devoro tabletas de turrón de Suchard, de las que hago acopio en Navidades, y cuando se me acaban, ataco la Nutella a cucharadas. La vida sin chocolate no tiene sentido. Y si tuviese todo el tiempo del mundo y me tocase la lotería, además de hacerme con una casita con prao delante del mar (con huertiquín, por supuesto), me pasaría horas montando legos y maquetas de papel o cartulina.

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