Cuando eres madre, el mundo se
vuelve peligroso y hostil. Para tu hijo, el mundo es un parque de atracciones.

Recuerdo que con el primero, toda
nuestra casa estaba llena de protectores de esquinas, protectores de enchufes,
protectores de puertas, protectores de… de todo. Poco a poco se fueron cayendo,
y nos dimos cuenta de que el “no” era una herramienta muy poderosa. Los de los
enchufes si es cierto que no los quitamos todos.

También es verdad que nuestros
hijos mayores nunca fueron moviditos. Ahora nos encontramos con que uno de los
mellis es una cerillina, no para un segundo. Hace la croqueta por todo el
salón. Y en cero coma ha atravesado la casa entera. A veces acaba debajo de la hamaca
de su hermana, y lo que ella suele hacer en ese momento es ponerse a botar como
una loca, mientras el pobre llora atrapado debajo.

Todo esto viene a cuento de que
cada niño, como siempre es un mundo, igual que las empresas, y antes de
acolchar toda tu casa, haz una evaluación de los riesgos que hay en la misma
desde la perspectiva de un niño (vete agachada o tumbada por casa), y de su carácter.

Yo, por ejemplo, he detectado dos
riesgos importantes:

1.- Pasar por puertas estrechas
con la silla. Ahora a los bebés les da por sacar las manos de la silla… como
paso muy justa, más de una vez he estado a punto de pillarles los dedinos con
el marco por no tener mucha atención o por ir muy deprisa.

2.- Mis manos/brazos. La silla
gemelar pesa mucho, y Oviedo es casi una montaña. Todo el rato cuesta arriba,
cuesta abajo….tengo los tendones del antebrazo y de la mano destrozados de
agarrar la silla y empujarla, y de agarrar a los bebés.

Cada uno sufre su parte.
Afortunadamente, hoy casi todo está inventado. En cualquier tienda de
puericultura encontraréis cualquier gadget que podáis imaginar para prevenir
vuestros propios accidentes, pero insisto, no los compréis todos. Evaluad antes
los vuestros.

Y por otro lado, quizá con
algunas pequeñas buenas prácticas, como agacharse adecuadamente para que no
sufra la espalda, dejar las manos en reposo a ratos….podremos evitar lesiones
mayores.

Elena

Aprovecho el post de Elena para comentar sobre nuestras medidas de seguridad en casa.

Nuestros hijos sí que son muy moviditos desde que nacieron, pero aún así creo que es muy acertada la reflexión de Elena de no forrar la casa sin más, sabe de lo que habla. Nosotros, como buenos primerizos (sin haber consultado a mi sabia amiga) nos pertrechamos de un arsenal de protegetodos que fuimos poniendo minuciosamente. ¿Resultado? Al día siguiente los bebés habían despegado la mayoría. Siempre digo que mis hijos serían unos buenos testadores de la seguridad de todo tipo de productos infantiles, porque en un minuto echan por tierra todo manual de instrucciones que describe todo lo que va a evitar que los bebés hagan con ese producto, ellos lo consiguen con una facilidad asombrosa (esto da para una entrada aparte). Total, que al final han quedado intactos solamente los protectores de enchufes. Los pocos protectores de esquinas, y cierres de cajones y puertas de armarios que era imprescindible proteger… ¡los hemos pegado con pegamento! 

Nuestras pautas imprescindibles de seguridad son estas:

1.- El minimalismo. A nosotros el «no» nos funciona a veces con Zipi, pero Zape se ríe en nuestra cara, literalmente, y sigue haciendo lo que tiene entre manos. Así que, para no desgastar la palabra inútilmente, lo que hemos decidido es ir quitando de su alcance aquellas cosas que no queremos que cojan según van llegando a ellas (¡hay que ver el ritmo frenético al que crecen!). Y por lo demás, les dejamos hacer y deshacer a su antojo (especialmente yo, el papá tira más del «no»). Además también hemos quitado algún que otro mueble, como la mesa baja del salón, para que tengan más espacio y no se den golpes;

2.- Tenemos siempre todas las puertas de la casa cerradas, de forma que sólo dejamos abierta la de la estancia en la que ellos están (que suele ser el salón o su cuarto) y procuramos reconducirlos para que estén siempre los dos en la misma habitación y nosotros con ellos. A veces me siento como en las corridas de toros, cuando van a sacar al toro al ruedo y van cerrando las puertas esas gigantes tras su paso;

3- El parque: ya he hablado de lo imprescindible que me resulta este elemento en nuestra entrada El parque gemelar. Si tengo que hacer cualquier cosa que me impida prestarles 100% atención a los dos a la vez, o necesito hacer algo para lo que uno solo requiera toda la atención (como bañarlos uno a uno cuando está el papá solo o yo sola), metemos a uno o a los dos en el parque el ratito que no podemos ocuparnos de él o ellos; 

Esta no es nuestra terraza,
pero se parece bastante

4- La terraza: Nuestra casa tiene una terraza bastante amplia, y con el clima que hay en Canarias, la podemos usar todo el año. Además, como entre semana pasan muchas horas con M, que no se atreve a bajarlos ella sola al parque de la urbanización, les sirve para tomar el aire sin salir de casa. Hemos puesto la red que podéis ver en la foto de la izquierda, la encargamos a medida por internet en Segurbaby y la verdad que ahora estamos 100% tranquilos cuando salen. Es bastante discreta, desde fuera prácticamente no se ve, así que no hemos tenido ningún problema con la comunidad de vecinos. Además hemos aplicado el estilo minimalista que mencionaba más arriba y quitado casi todos los muebles de la terraza, para que puedan corretear de arriba abajo. 

Ana

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Elena Aguirre

Soy Elena, madre de 4 peques, psicóloga según el diploma que me dieron al acabar la carrera, y directora de Recursos humanos "en mi tiempo libre". Si ahora volviese atrás, estudiaría magisterio, en lugar de psicología, porque me encanta disfrutar de y con los peques. Me encanta ver las cosas desde su perspectiva. Nunca pensé que tendría 4 hijos, y menos que algunos serían mellizos!pero a día de hoy no sobra ninguno y tendría más si me dejasen. Con Willy "Fogg" , que de vez en cuando nos ayuda con algún post por aquí, hacemos un equipo bastante bueno, y sobrevivimos en esto de criar a 4 peques. Soy un espíritu libre, así que, cuando no "parqueo" o estoy con los peques, necesito ver el mar cada poco, o escaparme al monte o a sitios que no conozco, viajar,salir a tomar unas cervezas con amigas entre semana, respirar aire fresco a primera hora de la mañana, y lo daría todo por ir a trabajar caminando. Devoro tabletas de turrón de Suchard, de las que hago acopio en Navidades, y cuando se me acaban, ataco la Nutella a cucharadas. La vida sin chocolate no tiene sentido. Y si tuviese todo el tiempo del mundo y me tocase la lotería, además de hacerme con una casita con prao delante del mar (con huertiquín, por supuesto), me pasaría horas montando legos y maquetas de papel o cartulina.

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