Nadie te prepara para abrazar la muerte cuando esperabas la vida.
Ser a la vez cuna y sepulcro de tus propios hijos es muy triste. Es desolador, sobrecogedor. Es tan macabro, que nadie quiere hablar ni leer sobre ello. Como si no existiera, como si no fuera posible que eso sucediera. Como si esos bebés que vivieron en tu interior esas pocas semanas o meses no fueran reales, ni dolieran en el alma.
Cuando te pasa a ti, crees que eres la primera persona en el planeta a la que le sucede. Porque no sabías que estas cosas acontecían. Porque nadie te lo contó.
Y si alguien consigue traspasar esa barrera invisible de tu dolor y saca el tema para intentar, con la mejor de sus intenciones, darte ánimos, lo hace para quitarle importancia. «Eres joven, puedes tener más…», o «bueno al menos ya tienes otros hijos…». O para anular tu duelo «tranquila, en seguida pasas página y olvidas este episodio», «en un par de meses se te olvidó». O también para relativizar tu dolor: «Peor hubiera sido más adelante», «mejor ahora que más avanzado»…
Porque muerte, bebé y embarazo no pueden ir en la misma frase.
Por eso quiero dar las gracias a Carmen Osorio, de No soy una drama mamá. Gracias por tener la valentía de compartir tan desgarrador episodio de su vida, que ha padecido recientemente con la pérdida de su hija a las 28 semanas de gestación. Gracias por visibilizarlo y por dar voz a muchas mujeres que pasan por lo mismo con más frecuencia de la que pensamos.
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Uuufff, me llegó a través de las redes y me dolió, lo siento, qué injusta la vida. A veces no hay palabras de consuelo. Lo sé de buena tinta. Agradezco a Carmen que le de esa visibilidad. Un abrazo para ella y para ti, por compartirlo con nosotros.
Hola Esther:
Gracias a ti por comentar.
Un abrazo y besos volados al cielo para nuestras estrellas
Qué pena Ana, y qué bonitas palabras. Supongo que se te quedará el corazon encogido y, simplemente, te acostumbras a vivir con ello. Gracias por compartirlo con toda tu cyberpandi. Un abrazo
Gracias Rocío.
Un abrazo para ti también