Estas fueron las palabras que me espetó la médico de cabecera del centro de salud cuando fui a pedirle la baja laboral en mi cuarto embarazo. Automáticamente mis ojos se llenaron de lágrimas y no podía articular palabra. Tenía muy pocas semanas de gestación y ya sabía que eran dos. Estaba sangrando. Y estaba aterrada. Ya había pasado por tres pérdidas gestacionales anteriores, no tenía ningún bebé conmigo y no quería sufrir ninguna más. Sólo quería tumbarme en la cama, y reposar, y reposar, y cerrar los ojos y que hubieran pasado los 9 meses cuando los volviera a abrir, con mis hijos sanos y salvos en mis brazos. Tenía que salir bien, esta vez sí…
He escuchado muchas veces aquello de que el embarazo no es una enfermedad, en boca de hombres que nunca han gestado, y también de mujeres, muchas de ellas madres. Y cada vez que lo oigo, siento cierta envidia. Porque a mí también me gustaría verlo así, pero la verdad es que me cuesta: en mi estadística personal la mayoría de embarazos no han salido bien (tres de cinco). Y aunque los cinco los he afrontado siempre con la misma ilusión, lo cierto es que el miedo y la incertidumbre siempre han estado ahí presentes, y no he respirado tranquila hasta tener a mis bebés en brazos.
Las mamás embarazadas son un prodigio de la naturaleza. Están dotadas de la mayor de las fortalezas, su amor no conoce barreras ni obstáculos y moverían una montaña por lograr cualquier propósito. Y a la vez, son frágiles, muy frágiles, su punto débil son esos pequeños grandes seres que habitan en su vientre. Fortaleza y fragilidad conviven en un armonioso equilibrio que les permite, además de llevar a cabo el enorme esfuerzo que supone una gestación, hacer otras cosas: trabajar, cuidar de otros hijos, y en definitiva, llevar una vida «normal». Cuando ese equilibrio se desajusta y afloran los miedos (o los problemas reales que llevan a la mujer a solicitar una baja laboral), lo que menos necesitan esas mamás valientes es que las traten de paranoicas, cuentistas o perezosas.
Cuando una mujer embarazada se mueve como levitando y teme hasta el respirar, no lo hace por gusto. De buen grado se iría de acampada al monte y dejaría sus miedos en casa. Lo único que le sucede es que teme por el bienestar de su/s bebé/s, y ese miedo le paraliza.
El embarazo, efectivamente, no es una enfermedad. Afortunadamente la gran mayoría de gestaciones transcurren con normalidad, permiten llevar una vida activa y tienen un final feliz. Pero cuando no es así, por favor, no critiques, no juzgues, no te burles.
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Hola chicas, muchas gracias por este blog, me está ayudando mucho en estos momentos a mantener la calma. He tenido dos abortos previos y ahora estoy embarazada de gemelas (12+3). Hace un par de días tuve una hemorragia tremenda y temí lo peor, pero parece que todo sigue en orden. Ahora sigo con manchados y mucho dolor, pero me calma leeros y me siento acompañada. Qué difícil cuando un embarazo no es simplemente un momento a disfrutar. Gracias por todo, os sigo leyendo.
Estoy de casi 32 semanas, conoceros por aquí me está ayudando mucho.soy primeriza y mis dos leonas pongo estarán aquí. El proceso es hermoso y lo más maravilloso que de momento he vivido pero si le añadimos el miedo y la inquietud…es todo un cóctel. Un cóctel llamado VIDA. No hay día que no pida y piense en que por favor todo siga llendo bien.
Un abrazo enorme a todas las mamis y papis
Un hermoso post Ana y me alegro el haber coincidido con él.
Estoy en mi segundo embarazo y es de gemelos, prácticamente soy primeriza funcional, ya que mi primer embarazo fue hace casi 15 años cuando estaba en la veintena, así que puedo decir que fue uno de esos embarazos que no te afectan y llegas al final con el mayor de los éxitos. Pero ahora, pisando fuertemente mis cuarenta y con dos varones en mi panza, puedo decir que la experiencia del embarazo es una vivencia totalmente diferente, lamentablemente me he sentido más como una persona enferma que como una embarazada, y aunque siento mucho apoyo familiar, al mismo tiempo soy presa de las comparaciones porque las personas a mi alrededor me dicen “pero mira aquella embarazada, se ve de lo más normal”, y eso es algo que no puedo dejar que me afecte, porque definitivamente el proceso de cada quien es muy distinto, mi energía ya no es la misma, además el embarazo múltiple es muy difícil, ya voy por mi tercer trimestre, pero el camino ha sido muy largo y solo quiero que se termine porque mi vitalidad ha bajado muchísimo y siento que como persona también he cambiado bastante.
Un gran saludo y gracias por compartir estas palabras tan hermosas y sinceras.
Hola Eliana:
Gracias por dejarnos y comentario y contarnos tu experiencia.
Gestar dos bebés es un esfuerzo enorme para nuestro cuerpo, mucho ánimo que ya te queda poco.
Espero que todo salga perfecto y pronto tengas a tus peques
Un abrazo y escríbenos siempre que quieras
Yo no he pasado por eso pero intento ponerme en el lugar de la que sí. He conocido casos y comprendo lo que se siente. Aún no habiéndolo sufrido es un pensamiento que se tiene en el embarazo o por lo menos yo lo tuve en ambos. Esa especie de "miedo", que por supuesto, en vuestros casos, es un miedo claramente real.
Gracias por comentar Emma.
Sí cuando has tenido una mala experiencia pierdes la inocencia, y es complicado dar por sentado que embarazo=bebé.
Un abrazo
Ay Ana, que duro. Solo lo entiende la que ha pasado por eso. Y la ignorancia es muy atrevida. Cuando me quedé embarazada de los gemes fue bastante bien pero me quedé de baja bastante pronto (mi ginecologa fue muy comprensiva con la situacion). Una compañera de trabajo hablo de mi situacion como de "año sabatico".Yo a eso lo llamo no entender nada. En fin, lo importante es que los polluelos estan sanos, y nosotras felices, ¿o no?
Hola Rocío:
"Un año sabático" dice… ¡Lo que hay que oir! Año sabático es lo que nos teníamos que pillar cuando cumplan 18 jajaja
Gracias por estar siempre ahí, leernos y comentar.
Un abrazo