Hace tiempo hablaba en esta entrada del momento en que creo que empezamos a divisar «la luz» en la crianza de nuestros mellizos. Para mí el primer año fue como atravesar un túnel muy negro y muy profundo en el que pensaba que me iba a quedar a vivir. Al menos estaba inmensamente feliz, eso sí. La llegada de mis hijos supuso el fin a una etapa triste, así que recibí todo con gozosa resignación. No obstante, por mucho que lo deseara y lo esperara, es innegable que de repente nuestras vidas dieron un giro de 180ºC. Y no es que nos agobiase la responsabilidad ni el hecho de no poder hacer nada más que cuidar a los bebés, simplemente es que un cambio tan grande necesita tiempo para ser asimilado y digerido, y con dos bebés recién nacidos no tienes tiempo de asumir nada, sólo de actuar y apagar el incendio que brote en cada momento.
Y así fueron pasando las semanas, los meses, los años, inmersos en el caos gemelar, y hemos llegado a los 2 años y medio. Cada etapa que alcanzamos llega con dificultades nuevas que ponen nuestros nervios a flor de piel y nuestra paciencia a prueba, pero de vez en cuando nos viene bien mirar atrás para ver todas las barreras superadas, metas alcanzadas y los avances que hemos hecho y para ser conscientes de que cada día, a pesar de los nuevos retos, las cosas van siendo un poco más fáciles.
Hoy he llevado a los niños al pediatra porque llevaban unos días con fiebre y tuve un momento revelador, de esos de «esto empieza a ser pan comido»…
Hasta ahora las visitas al pediatra consistían básicamente en:
1- Caos en la sala de espera, que intentaba sobrellevar dándoles mi móvil/tablet o cualquier gadget electrónico, a veces funcionaba y se quedaban tranquilos hasta que nos tocaba el turno, otras veces me tocaba correr detrás de uno u otro por todo el centro de salud (sí, es que son muy buenos enfermos, ya pueden tener 39ºC que da igual, están frescos como lechugas);
2- Llantos desconsolados en cuanto se abría la puerta de la consulta;
3- Más llantos mientras desvestía a uno para que la doctora pudiera verlo;
5- Llantos del hermano que veía los «toros desde la barrera» esperando su turno;
4- Más llantos mientas la doctora los auscultaba, acompañados de retorcimientos varios, quejas, lamentos, gritos, e incluso vómitos cuando les metía el palito en la boca para examinar la garganta;
5- Más llantos y gritos después de la revisión, que dificultaban enormemente la comunicación con la doctora, hasta que por fin abandonábamos la consulta, no sin haber tirado uno de ellos (o los dos) la caja con los palitos para ver la garganta, o el bote con los bolígrafos de la mesa de la doctora…
Pero hoy, la consulta básicamente ha consistido en:
1- Un poco de revoloteo de aquí para allá en la sala de espera (nada de móvil, aunque hubo varios reclamos) todo dentro de la tranquilidad y lo que se considera «normal» para dos niños de dos años y medio (que estén sentados en una silla durante media hora sin moverse me parece aún de ciencia-ficción);
2- Sonrisa enorme cuando la pediatra abrió la puerta y les invitó a pasar
3- Revisión de Zipi, sonriendo y señalando las pegatinas de animales de la pared, mientras Zape esperaba su turno sentado y sonriendo
4- Cuando terminó con Zipi, este dijo: «ahora toca Zape», y se repitió la operación con los mismos resultados
5- No hubo necesidad de gritar para comunicarnos, porque más allá de la risa o «mira mamá, un dinosaurio» no salió nada más de la boca de mis hijos.
Quizás hay que pelear (y muuuucho) para que se vayan a la cama, o para que se pongan un jersey que no les gusta, o para lograr que no se hagan caca encima con el único propósito de llamar la atención, o para mediar en las disputas que surgen a menudo… pero comen solos (lo que les gusta, ¡bandidos!) se suben solos a la mesa o a la silla del coche, van de la mano por la calle (cuando quieren), ya no usan pañal, duermen toda la noche, se comunican un montón, juegan juntos y nos regalan cada vez más momentos como el del vídeo de más arriba…
Hoy me he dado cuenta una vez más de que todo pasa, los niños crecen, se queman etapas… Hoy, creo de verdad, he visto la luz. Esta noche cuando tengamos que pelear con ellos para que se duerman supongo que volveré a caer en la tentación de pensar en lo difícil que es esto, en que nunca voy a volver a descansar y en que cada día vamos a peor. Espero recordar las palabras de este post (especialmente el tercer párrafo), respirar profundo y tener paciencia, porque, digan lo que digan, por más que se empeñen en meterme miedo, cada día es todo más fácil.
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La crianza de los hijos implica brindarles lo mejor, incluyendo productos y suplementos alimenticios de calidad. Esto garantiza su nutrición adecuada y promueve su crecimiento saludable, proporcionándoles una base sólida para su bienestar a largo plazo.
Mi esposo y yo estamos en esa etapa, nuestras mellizas ximena y camila de 28 meses, cada dia estan mad grandes, en casa es un alboroto pero cuando salimos se comportan mejor de lo que espero, hace una semana mi esposo las llevo al pediatra y cuando regreso me comento que se sentia muy felix por lo bien que se habian comportado, saludaron y hasta se despudieron del pediatra, en el recuerdo quedaron esos momentos de caos en la consulta, donde era casi imposible escuchar a la pediatra.
El tiempo pasa rapido y mis princesas ya son unas ninas, me siento nostalgica al recordar todo lo vivido con mi esposo.
Me encanto el post
Ahhh y por cierto a ellas tambien les encanta decir " ahora toca ximena" "ahora toca camila"
Hola!
Gracias por tu comentario.
Sí, cómo pasa el tiempo y cuántos avances hacen.
Qué gracia me ha hecho que tus hijas también se digan lo de "ahora toca…" para nosotros es la consigna mágica, cuando se están peleando porque quieren la misma cosa, basta con decirles "ahora toca…" y cambian el chip y se ponen a compartir.
Un abrazo,
Ana
¡Ay, Ana! Ojalá veamos la luz pronto. Nosotros estamos en la fase "túnel oscuro", sobre todo por la falta de descanso. El niño duerme muy bien en general, sus 12 horas todos los días del tirón (muy puntualmente se despierta alguna vez pero se suele volver a dormir solo), pero con la niña no hay forma… A las 3 horas de acostarla, llanto INCONSOLABLE si no se duerme con mamá. Noche tras noche. Y se despierta muchas veces por la noche, por lo que mi descanso es malísimo. No soy contraria al colecho, pero creo que ya debería dormir sola del tirón algo más de 3 horas con 11 meses. Este cansancio no ayuda mucho a ver las cosas fáciles, la verdad, pero leyéndote y viendo otros ejemplos está claro que todo se va pasando.
Un besazo fuerte, y gracias por este post alentador.
Animo Belén!!! Uff es que cuando estás en el túnel no hay forma de ver la luz, pero ya verás que algún día dormirá del tirón. Y bueno, al menos su hermano duerme bien.
Cada bebé es diferente, pero a nosotros nos pasaba un poco parecido, Zipi fue muy ceporro desde muy pronto, pero Zape hasta los 15 meses se despertaba varias veces todas las noches. Seguro que cuando empiecen a caminar notas cambio, como están más activos se cansan más.
Animo guapa y un besote
Buenas tardes,
Tuve un hijo hace tres meses y prácticamente se me ha quedado el vientre plano como lo tenía anteriormente. La cuestión que cuando como tengo bastante barriga cosa que antes del embarazo no me pasaba. Informándome en internet creo que tengo diastasis de unos dos centímetros. Además tengo problemas escoliosis y contractura en el cuello.
La cuestión que quería empezar hacer natación y pilates pero por lo que he visto hasta que no se me cierre esta apertura no debería de hacer nada. En Málaga que es donde vivo no he encontrado ningún sitio que me informen en condiciones. He pensado hacer algunos ejercicios por mi cuenta como hipropesivos y fortalecimiento del suelo pélvico.
Te escribo por si me puedes ayudar y me digas que tipo de ejercicios podría hacer. Otra cosa que solía hacer es
cuando doy un paseo es meter la barriga para adentro no se si eso será bueno.
Si me pudieras ayudar te lo agradecería
Muchas gracias
Lydia
Hola Lydia:
Si tienes diástasis el pilates no es recomendable. Yo creo que aún tienes margen para que se te cierre sola, una fisio me dio una vez la cifra orientativa de 6 meses, y a partir de ahí es complicado que se cierre sola. Lo mejor es consultar con un profesional.
Por mi experiencia personal, la gimnasia hipopresiva es buenísima, no sólo para la diástasis, sino también para la escoliosis y la contractura del cuello, te recoloca entera! Te recomiendo que para aprender la técnica vayas a un sitio con personal formado, porque al principio cuesta cogerle el punto..
Un saludo y suerte,
Ana
Tus palabras me dan ánimo Ana. Tengo el mayor de tres recién cumplidos y los peques de 20 meses y es verdad que a veces me parece ver una lucecita pequeña al final del largo túnel. Aunque igual que la veo se apaga, sobre todo cuando se ponen malos…. ¿Cuándo dejan de cogerlo todo? Es lo que peor llevo….
Un abrazo muy grande y me alegro muchísimo por el bebé 🙂
María
Hola María:
Muchas gracias por tu comentario
Qué campeona, con tres peques tan seguidos. Sí, esto es una montaña rusa, es lo que tú dices, un día ves la luz y al rato se apaga jaja… A mi lo que me anima es echar la vista atrás para ver los avances…
Un beso y mucho ánimo
Ana