¿A quién no le han dicho alguna vez aquello de “no cojas al bebé que se malacostumbra”? A mí, desde luego, mil veces. Y me pregunto yo, ¿qué significa que se acostumbra, y además mal? ¿Que si lo cojo cuando tiene 1 mes porque está llorando desconsolado, se va a pasar la vida pidiendo estar en mis brazos? La verdad, no me imagino a un adolescente llorando para que lo coja. O el día de su boda, entrando en la Iglesia en mis brazos porque está nervioso.
Hay una serie de cosas relativas a la crianza que han ido pasando de generación en generación. Han calado profundamente en nuestra cultura y no se cuestionan. Muchas de ellas son trolas inofensivas (como lo de la forma de la barriga y el sexo del bebé, o lo de que según tengan el remolino en la coronilla, el siguiente bebé será del mismo o distinto sexo) pero otras son más dañinas, para padres e hijos. Porque cuando te encuentras en la situación, surge una lucha interna entre lo que se supone que debes hacer, y lo que tu instinto te dice que hay que hacer. Lo de que los niños se “malcrían” porque los cojan en brazos, o que es bueno dejarlos llorar porque expande los pulmones (así en un pack 2×1), es una gran patraña. Es más, los bebés, por lo menos los míos, no sólo no se acostumbran, sino que paulatinamente se van desacostumbrando.
Si el bebé llora, es evidente que algo le pasa. Si se calma nada más cogerlo, significa que su necesidad era esa precisamente: afecto, estar pegadito a mamá o papá. ¿Acaso el calor y el cariño no es una necesidad tan imperiosa e importante como comer, dormir o beber? ¿No resultaría un poco raro que una madre dijera a su bebé recién nacido “no mira, no te voy a cambiar la caca porque te malacostumbras y luego haces caca todos los días para que te cambie”?
Los bebés vienen de un lugar calentito, el útero, en el que están todo el tiempo pegados a su madre, y en el caso de gemelos, cada uno a su hermano. ¿Cómo podemos esperar cuando nacen que, de la noche a la mañana, estén a gusto en un lugar frío sin contacto cercano con la calidez de su madre, su padre u otro adulto que les dé afecto? A nadie se le ocurriría darle un potaje a un recién nacido para que no se «acostumbre» a estar colgado del pecho de su madre todo el día, porque tienen que aprender a comer como los adultos. Pues esto es lo mismo. Ambos son procesos evolutivos. Tampoco significa necesariamente que lo tengamos todo el día en brazos, pero al menos no negárselo cuando él lo necesita o lo pide de la única forma que sabe, llorando.
Yo he cogido en brazos, o llevado en la mochila, a mis hijos todo lo que he podido, teniendo que escuchar cada vez que lo hacía a alguien (incluso gente en la calle que no me conoce de nada) haciendo un comentario jocoso del tipo “míralo qué listo, no tiene nada”. Y cuando me decían: «no lo cojas, que se va a acostumbrar», siempre respondía «eso es justo lo que pretendo». Y con todo lo que me empeñé en que se acostumbraran a mis brazos, pues se ve que me salió mal la jugada. Porque desde que empiezan a andar no quieren saber nada conmigo.
Latest posts by Ana Tresguerres (see all)
- El curso de preparación al parto cuando esperas gemelos - 11 septiembre, 2019
- De la nube azul a la nube gris.. y vuelta - 4 febrero, 2019
- Abdominoplastia: 365 días después - 16 noviembre, 2018
Hola!
Hoy he descubierto tu blog! y me gusta mucho, al menos lo poco que me ha dado tiempo a leer. Tengo mellizos de un año y este post me encanta, lo he leido mientras asentia con la cabeza porque jo, que pena me daba cuando de más bebés lloraban a la vez y eso de que se "mal acostumbran" que rabia me da siempre que lo oigo, gracias que he hecho siempre lo que me decía mi instinto y ha sido cogerlos siempre que he visto que así me lo demandaban y me necesitaban, pues claro que un bebé necesita a su madre y la quiere a su lado! y aún así diré que uno de mis niños no me demanda tanto, demanda mucho más a su padre y lo coge siempre!
Hola Cristina:
Gracias por tu comentario, y enhorabuena por tus mellizos! Qué especial la relación entre el papá y uno de ellos. Sea la madre o el padre, al final lo que necesitan los bebés es calorcito y compañía.
A mí también me da mucha rabia escuchar cosas relacionadas con dejar llorar a los bebés (o a los niños), hay que ver lo arraigadísimas que están.
No hay nada como escuchar nuestro instinto. Ayer justo lo hablaba con una amiga, que me decía "una madre siempre lo hace bien". El problema es que es complicado poder llegar a escucharnos a nosotras mismas, con tanta interferencia a nuestro alrededor.
Un abrazo y gracias por leernos,
Ana
me encanta tu entrada, tan en la línea de lo q defiende Carlos Glez en sus libros y tan en sintonía con mi propia inclinación. Yo pienso coger y besuquear a mis peques todo lo q se dejen, q seguro q cdo tengan 15 no me dejan… Ah, y he comprado una mochi doble, a ver cómo me manejo!
Gracias Ana por tus palabras. Se nota la influencia de Carlos González no? jeje Antes de tener a los bebés no sabía quién era (pero sin embargo sí había oído hablar de las "maravillas" ¿?¿?¿?¿? del "Duérmete niño"). Y cuando, nada más nacer, empecé a recibir esa avalancha de opiniones por coger tanto a los niños, algo empezó a despertar y rebelarse dentro de mí. Oye ya nos contarás qué tal la mochila doble! Esperamos entrada al respecto 😉
Definitivamente a las madres primerizas nos llenan la cabeza de "consejos" que en la realidad limitan la experiencia personal. Yo creo que caí en el juego… entre tantos niños berrinchudos y maleducados que veo en mi trabajo y los tantos comentarios de no apapachar a los propios… en algún memento lo hice con mis pequeñitas, traté de dejarlas un poco solas (sin abandonarlas) y por supuesto que no resultó… hoy a más de año y medio les cuesta trabajo tener seguridad en sí mismas para experiementar el mundo… y de eso me arrepiento, pero estoy dispuesta a retomar un buen camino que me permita escuchar mi institno maternal, esperando no sea demasiado tarde. Yo leí el Duermete niño e intenté llevarlo a cabo, pero efectivamente… unas cosas si y muchas no son así. Perdón la ignorancia ¿quién es Carlos González?. Saludos.
Hola Flor:
Gracias por leernos y por tu comentario.
Es una pena que no nos dejen escuchar a nuestro instinto, con tanto consejo que nos vuelve la cabeza loca. Yo tuve la inmensa suerte de que mi madre me insistió una y mil veces para que los cogiera siempre que lo pidieran, fue la única persona a mi alrededor que me lo decía, porque el resto, TODOS me decían lo contrario. Nunca se lo agradeceré lo suficiente.
Como dice el refrán, "nunca es tarde si la dicha es buena", así que si así lo sientes, aprovecha y no dejes de darles un solo beso o un solo abrazo a tus niñas por miedo a malcriarlas. Yo estoy convencida de que los niños maleducados no lo son por un exceso de cariño, más bien al contrario.
Carlos González es un pediatra que se ha hecho famoso con sus libros en defensa de los niños, como él dice. Te recomiendo "Bésame mucho". No coincido al 100% en todo lo que propone, más que nada porque hay cosas que con gemelos son imposibles de llevar a la práctica, pero en general me encanta su visión sobre la crianza.
Un saludo