¿Comparan mucho a tus gemelos o mellizos?
Todos sabemos que no se deben hacer comparaciones entre los hijos, gemelos y no gemelos. Hasta aquí fácil.
Una comparación supone poner a cada uno en una altura diferente, y en toda comparación siempre sale perdiendo uno de los dos, porque el otro es «más». Además las comparaciones vienen acompañadas muchas veces de un sinfín de «etiquetas» que no definen su comportamiento en un momento puntual, sino que les condenan a una forma de ser en general. Cuando son gemelos o mellizos, parece más evidente aún que no puede ser nada beneficioso establecer comparaciones entre los hermanos.
Hasta aquí bien, la teoría es fácil de recordar, pero… ¡ay amiga! dos hermanos de la misma edad, creciendo y desarrollando a la vez, despiertan mucha curiosidad, así que en la práctica no sólo depende de ti y su papá el no compararlos. Si ya es difícil no caer en la tentación en casa, casi todos los días nos enfrentamos a comparaciones que hacen sobre nuestros mellizos, que se presentan principalmente en dos formatos:
LAS COMPARACIONES (MÁS O MENOS) EVITABLES
Suelen formularse en «modo pregunta», por eso son más o menos evitables, porque podemos decidir qué contestar. No obstante, de vez en cuando personas que les acaban de ver por primera vez no preguntan, sino que directamente se aventuran a sacar sus propias conclusiones de cual es el más loquesea tras 5 minutos de observación. Y esto es más complicado de controlar.
En el ránking de preguntas frecuentes, la palma se la lleva
¿Y cuál es más «bueno» de los dos? como si hubiese bebés «malos». Evidentemente se refieren a cuál «incordia» menos –prubitinos míos– de los dos
Le sigue una extensa lista de preguntas, como muestra las más habituales:
¿Cuál duerme mejor?
¿Cuál come mejor?
¿Cuál llora más?
¿Cuál se ríe más?
¿Cuál es el más guapo? (esto porque Zipi y Zape son dicigóticos, claro)
¿Cuál es más alto/gordo/simpático/listo/despierto/extrovertido, etc.?
Menos mal que aún no me han preguntado «¿A quién quieres más?»
Aquí mis respuestas han ido evolucionando con el tiempo. Al principio me explayaba más dando explicaciones de todo tipo, intentando no dejar mal a ninguno de los dos (una, que es de naturaleza cotorra y no puede evitar meterse en jardines). Sin embargo, poco a poco fui simplificando y empecé a dar una respuesta estándar: «pues mira, depende del día» una sonrisa y a correr… Ni una explicación más.
LAS COMPARACIONES INEVITABLES
Estas son las más peligrosas, por lo inevitable. De hecho son nefastas no sólo por esto, sino porque se formulan con apariencia totalmente inofensiva y con intención de motivar (¿¿¿¿¿?????) al hermano «perdedor».
Son aquellas comparaciones en las que el sujeto emisor se dirige directamente al sujeto comparado y le suelta:
«pero mira Zipi cómo tu hermano camina ya, a ver cuándo caminas tú, gandulillo».
O…
«mira Zape qué bien come tu hermano, tienes que aprender de él»
Estas comparaciones me tienen un poco descolocada y no sé muy bien cómo reaccionar. Por un lado, si hago como que nada pasa me quedo rascada, porque sí pasa, y si no muestro mi disconformidad, pueden volver a hacerlas. Por el otro, si me meto a contestar a la persona que la ha dicho, le estoy dando demasiada importancia y los niños prestarán más atención. En cualquier caso creo que es necesario llevarse a la persona aparte y pedirle que no haga este tipo de comentarios.
¿Cómo lo veis?
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Yo siempre respondo que los dos! independientemente de la pregunta… jajajajaja
Lourdes
Hola Lourdes!
Pues sí es una gran respuesta 😉 jeje
Hola!!! Me encanta el blog que tienen! Mis bebes Ximena y Camila son mellizas de 16 meses y me voy a copiar esa respuesta, para todas esas personas que sienten que tienen derecho de compararlas.
Hola!
Gracias por leernos y por tu comentario. Y enhorabuena por Ximena y Camila, qué nombres tan bonitos por cierto.
Animo con el tema de las comparaciones, es inevitable, todo el mundo las hace hasta sin darse cuenta. Pero ahí estamos nosotras para intentar minimizar su impacto!
Un saludo
Qué buenas respuestas Flor! Nos las apuntamos para decirlas la próxima vez que nos veamos en el aprieto.
Sí realmente cuesta entender que alguien pueda hablar con tanta tranquilidad sin darse cuenta el daño que les puede hacer a los niños, y cuesta no enfadarse ante las tonterías que tenemos que oir…
Un saludo y gracias
Hola Ana, yo tengo unas gemelitas y ando en ese rollo tan horrible de las comparaciones, definitivamente cuando te preguntan podemos tener más control de la situación…. en ese caso si me preguntan ¿quién es la más tranquila o la más traviesa o lo que sea? yo doy una respuesta de este tipo: "pues la verdad… se turnan… (me río) sinceramente a veces una y a veces la otra " me ha funcionado muy bien.
Sin embargo, en las que ya lanzan directo, me enfurecen… lo confieso… no me entra en la cabeza cómo alguien no puede ser capaz de comprender que detrás de ese compentario se va dañando sutilmente a una personita. Y cuando estoy de buen humor… he hecho algo que sé que debo practicar más porque también lo vi muy sano, me refiero a que respondo como si mi niña lo hiciera, por ejemplo: si su abuelo le dice a Lucía "mira a tu hermana que bien habla, ella sí es linda" yo tomo la palabra y le digo "Lucía dile: abuelito… cada quien va a su rítmo no compito con mi hermana en la vida… yo a lo mio y ella a lo suyo". Y como uso un tono muy agradeble… funciona, pero reconozco que muchas veces me gana mi enojo y no soy capaz de decir nada.