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Después de la retirada del pañal, lo que más miedo me daba era quitar el chupete… Maldita la hora en que se lo metimos en la boca por primera vez, ¡encima a Zape ni siquiera le gustaba al principio! Desde que tenían 18 meses sólo lo estaban utilizando para dormir. Posteriormente en la guardería se lo quitaron de la siesta así que ya sólo lo usaban por la noche… Pero tenían mucho vicio.
Nunca era buen momento para quitárselo, nunca encontraba la historia lo suficientemente convincente para que renunciaran a tan preciado objeto… Y el monstruo se iba haciendo cada vez más grande, cada vez más terrorífico. Sólo con imaginar esa primera noche sin chupete, se me ponía el vello de punta.
Intentaba autoconvencerme de que no iban a llegar a la Universidad con chupete, que ya se lo quitarían solos… Pero luego miraba la boca de Zape y se me caía el alma a los pies…
Total, que pasaron las Navidades, acabó la primavera y llegó el verano, nació el hermanito, terminaron en la guardería, ya pronto empiezan al cole… Y nos fuimos toda la tropa a #tierrasanta (como dicen las malasmadres) a pasar dos semanas a casa de mis padres. Y un plan maléfico planeó sobre la mente de Pantuflo (o sea, el papi de Zipi y Zape)… ¿Por qué no aprovechamos este viaje para «olvidar» los chupetes en casa y que no quede otro remedio que dormirse sin ellos? Qué va, imposible, los abuelos no lo permitirían, no iban a soportar los llantos y ya veía a mi padre yendo a una farmacia de guardia a medianoche a comprar chupetes a sus desdichados nietos.
Sin embargo, la decisión estaba tomada, a la vuelta del viaje llevamos a cabo el plan. Debo decir que si no es por Pantuflo yo no le habría echado narices ni de broma… Llegamos a casa después del viaje a las 10 de la noche. Los niños estaban muy cansados. Cuando se fueron a la cama, lo primero que hicieron fue pedir sus chupetes, como de costumbre. Les dijimos que se habían quedado en casa de los abuelos y protestaron. Un poco. A mi juicio, poquísimo. El papi se quedó con ellos en la habitación y en seguida se durmieron.
…
…
…
…Y ya…
…
…
¿Cómo? ¿Esto es todo?
¿Tan fácil?
¿Dónde están los lloros y el drama? Seguro que la segunda noche, cuando no estén tan cansados y sean conscientes de que el chupete ya no está, nos arman la marimorena…
Pues no…
No han vuelto a pedir el chupete.
Así de fácil, lo juro. Han pasado once noches. Si se han despertado en mitad de la noche tampoco lo han pedido ni les ha costado demasiado volver a dormirse… Cuando encuentran el de su hermano pequeño (al que juré y perjuré no ponerle chupete nunca, y tardé menos de 24 horas en hacerlo cuando nació…) se lo meten de broma en la boca y vienen a enseñármelo para que me pique, pero nada más…
Yo aún sigo alucinando. Tanta historia con el chupete, y resulta que ha sido, hasta ahora, el reto más fácil… Qué orgullosa estoy de mis niños, y de su papi, que si es por mí, llegan a la ESO con chupete.
Ánimo para quienes estéis en ello, y quienes ya lo habéis pasado, contadnos, ¿cómo fue? ¿qué artimañas usasteis?
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Pues yo ya he pasado por eso con dos niños…y no, no fue para tanto…el primero fue de lo más fàcil…con el pequeño me temia lo peor…dos noches en que lloro (muy poquito tambien a mi juicio) y ya…Ahora estamos a punto de tener los mellis…y si, me planteo no ponerles chupetes, pero no se que haremos al final…
Hola Noelia:
Gracias por tu comentario y enhorabuena por esa famlia numerosa a punto de formarse (igual que la de mi co-blogger Elena, que tenía ya dos peques cuando llegaron otros dos de golpe).
Yo también decía que a mi tercer hijo no le iba a poner el chupete… y a las 24 horas ya lo tenía enchufado (y eso que no lo recomiendan por si interfiere con la lactancia) ^_^
Sobre la marcha irás viendo… Es que el chupete es un arma de doble filo…
Espero que todo vaya fenomenal en el parto.
Un abrazo,
Ana