Zipi y Zape han cumplido 4 años, y estas son algunas de las cosas que he aprendido en este intenso viaje al que el pequeño Tamagochi se unió hace un año:
1- El blanco no es una buena opción para vestir cuando tienes niños pequeños;
2- Soy más fuerte de lo que yo creía, y a la vez más vulnerable que nunca. Ah! Y tengo más paciencia de la que jamás pude imaginar… Unos días… Otros no… Ommmm;
3- Nada (salvo una brecha sangrante) es tan importante, todo puede esperar. Y todo fluye mejor cuando voy sin prisa, los niños no entienden de urgencias;
4- La pasta al agua no es un plato de la cocina italiana;
5- Las únicas «malas madres» que existen son las del CLUB (gracias por existir). Las madres pluscuamperfectas se reducen a los cuentos de hadas (y además son muy aburridas). El resto hacemos lo que podemos;
6- No hay niños malos ni buenos. Sólo hay niños que necesitan llamar nuestra atención, y a veces no les queda otra que liarla parda. Si llegamos a ese extremo el problema es nuestro, no de ellos. Supernanny tenía razón;
7- Aunque la experiencia es un grado, nunca lo sabré todo, así tenga cien hijos, cada uno es diferente y viene con su pack personalizado;
8- Ninguna perreta dura para siempre, ningún día malo es interminable. Todos me dicen que estos primeros años son los mejores, un regalo, un preciado y fugaz tesoro. Aparte de acongojarme por lo que pueda venir después, intento creerlo y trato de recordármelo un par de veces al día para disfrutarlos en toda su plenitud, en lugar de mirar atrás con nostalgia cuando mis hijos sean adolescentes peludos;
9- Pantuflo, aparte de un gran compañero de viaje, es aún mejor padre de lo que nunca imaginé (y eso que las expectativas eran muy altas)… ¿quieres volver a casarte conmigo?;
10- El sentido del humor es nuestra arma secreta para combatir el lado oscuro de la crianza. Qué bien me quedo después de reirme de mí misma un rato;
11- Casi nada está bajo mi control. Nunca lo ha estado. Y nunca lo va a estar. Murphy (el de la ley) se ha convertido en mi mejor amigo que me acompaña a diario;
12- Las rutinas son fundamentales… O no… Lo fundamental es encontrar la fórmula de sobrellevar estos años lo más dignamente posible. Con Zipi y Zape vivíamos esclavos del reloj. El pobre Tamagochi se ha quedado sin merendar más de una vez. Nos fue bien entonces, y nos va bien ahora;
13- Nunca lograré convencer a nadie de que nuestra forma de hacer las cosas es la mejor del mundo mundial (de hecho, ni siquiera creo que lo sea), así que hace tiempo que dejé de dar explicaciones y de justificarme. Hacemos lo que podemos, con mucho amor, sí, pero lo que podemos. A veces acertamos, y a veces la cagamos nos equivocamos. Y en realidad da igual, porque todos los bebés salen palante independientemente de la etiqueta que queramos poner a nuestro estilo de crianza;
Podría seguir hasta el infinito con todas las cosas que Zipi, Zape y Tamagochi me han enseñado, pero como no quiero aburrir al personal, ya termino con esta:
14- Puedo tomar mil fotos para capturar su sonrisa, y mil vídeos para inmortalizar sus monerías y sus carcajadas. Pero no hay forma de conservar en la memoria su olor, esa fragancia a nuevo, a vida, a inocencia en estado puro. Cada vez que puedo los achucho y los huelo. Sí sí, los huelo, porque son mis cachorros, y porque necesito impregnarme de ese olor que pronto desaparecerá, que me recarga las pilas y me devuelve un poco de toda la energía que los muy pillines me «roban» a mí ¿soy la única que lo hace?
…Y lo que me queda por aprender… Y que estos sigan siendo todos mis problemas…
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Un post muy bonito. Todos los adultos que tienen hijos aprenden mucho de ellos y más si comparten juegos. Pasar tiempo de calidad con tus pequeños jugando a sus pasatiempos favoritos y enseñándoles nuevas formas de entretenerse os hará crecer muchísimo como padres
Mis mellizas van a cumplir 4 meses y cuando acaban su biberón y las incorporo para el famoso eructito (en mi caso más bien eructo de camionero con todo mi respeto a la profesión)…las abrazo, apoyo su cabecita junto a la mía y como tú dices aspiro su aroma de una forma tan intensa q me dan ganas de llorar, es como si quisiese retener conmigo para siempre ese momento, no quiero que se me olviden estos momentos por nada del mundo.
Hola Mar:
Jaja tan pequeñitas y con esa caja torácica tan potente jaja
Ay sí tal cual, dan ganas de llorar de la intensidad.
Que disfrutes mucho de tus peques.
Un abrazo
Que bonitooooo. Y es exactamente así!!! Mi mayor cumple cuatro en septiembre (los gemes van para los 16 meses). El otro dia iba caminando con ella a la guarde para buscar a los pequeños. Iba hablando, y de repente recordé que "ayer" iba con ella haciendo ese mismo camino y era un bebé. Y ya es una NIÑA MAYOR. Voló (por suerte y por desgracia). Felicidades. Por esos cuatro años de arduo camino, por los que nos quedan por disfrutar y por compartir virtualmente. Abrazo fuerte
Muchas gracias Rocío…
Ays es inevitable ponerse nostálgicas porque es que la vida se va en un tris. A disfrutar lo que podamos de estos momentos irrepetibles.
Un abrazo y gracias por estar ahí
Me encanta este post, los míos van rumbo a sus cuatro también y es toda una aventura..escucharlos hablar me fascina, escuchar como van cambiando su lenguaje en fin me los quiero comer a besos cada vez que escucho un mami te quiero o esa miradita tierna que me dan uff gracias a Dios por nuestros hijos son una bendición. Felicidades a Zipi, Zape!!
Muchas gracias Mayreni y enhorabuena por tus peques.
Y gracias por comentar.
Un abrazo
Ana