Hace unas semanas, la Federación Española de Familias Numerosas (FEFN) se pronunció acerca de la propuesta de reconocimiento de las familias monoparentales de dos hijos como Familias Numerosas. La FEFN se opone abierta y tajantemente a esta medida, y desde aquí hemos querido dar nuestro punto de vista. El de Ana, como madre de tres, y el de Elena, como madre de cuatro y anterior presidenta de la Asociación de Familias Numerosas de Asturias.

 

ANA

 

Cuando leí el comunicado de la FEFN (puedes leerlo aquí) hace unas semanas, el titular me disgustó. Ya sólo por el hecho de excluir, en lugar de construir o de buscar alternativas, me generó rechazo. Luego leí los argumentos, y debo reconocer que frente a alguno de ellos sí que dudé. Pero luego le di otra pensada y me terminé de reafirmar en mi opinión: estoy a favor del reconocimiento, con carácter general, de las familias monoparentales de dos hijos como familias numerosas.

Creo que el primer paso sería definir, estableciendo unos límites claros y objetivos que no dejen lugar a dudas, qué es familia monoparental. Yo entiendo que es aquella en cuyo libro de familia (o lo que sea a partir de cuando deje de existir) sólo consta un progenitor. La casilla reservada al otro progenitor, directamente, está en blanco.

Ojalá las ayudas para familias numerosas incentivasen el fraude (que nadie me malinterprete, no estoy incitando a delinquir, me refiero a que ojalá fuesen más atractivas). Tal y como están hoy, sinceramente, dudo mucho que algún progenitor renunciase a la patria potestad de sus hijos con el único fin de beneficiarse de los descuentos existentes para familias numerosas, que no dan para tanto, oiga.

Una vez definido lo que entiendo por familia monoparental, expongo tres argumentos para respaldar por qué creo que las familias monoparentales con dos hijos sí deberían tener el reconocimiento de Familia Numerosa:

 1  ¿Por qué en lugar de restar, no sumamos y buscamos puntos en común? Siempre he entendido la FEFN y sus Asociaciones como abanderados de la máxima «la unión hace la fuerza» y por lo tanto, unir a un colectivo más, ¿qué daño puede hacer? Cierto que habrá ayudas de las que no se beneficiarán, pero no veo el problema, porque hay otras muchas que sí necesitan… Porque al fin y al cabo, ¿no es acaso positivo sumar voces y arrimar hombros? ¿No tiene más fuerza un colectivo grande que una atomización de asociaciones a las que nadie escucha?;

  En segundo lugar, según una encuesta que realizó la propia FEFN (aunque la muestra no era demasiado representativa, creo incluso que si se tomasen datos del total de la población, sería más bajo incluso), la familia numerosa española media tiene 3,4 hijos. O sea, aprobado raspado en lo que a multitud de hijos se refiere. Es decir, la gran mayoría de familias numerosas españolas están compuestas por cinco miembros. Las familias numerosas de tres hijos no necesitamos casas más grandes, ni coches más espaciosos (cosa que sí necesitan de cuatro para arriba). Las necesidades de una familia de ocho miembros son muy diferentes a la de una de cinco, y por supuesto a la de una de tres en la que solo hay un adulto. Sin embargo, lo que todos tenemos en común es «el bolsillo», y por lo tanto todos necesitamos descuentos, desgravaciones y/o deducciones fiscales, ayudas… En definitiva, lo que viene siendo aligerar las carga económica. Cierto que hay familias numerosas en las que solo entra un salario. Sin embargo, sea de forma remunerada o no, trabajan los dos. Son dos adultos que aportan factor trabajo, ya sea dentro o fuera del hogar. En una familia monoparental, la misma persona no puede estar simultáneamente en un centro de trabajo externo por el que percibe un salario, y atendiendo a los niños en casa;

 3  Y por último, ya que trato de buscar aquello que nos une, y no lo que nos separa, tanto las biparentales con tres o más, como las monoparentales con dos, tenemos algo muy potente en común: nadamos contracorriente. En una sociedad en la que cada vez nacen menos niños (la media por mujer en España es de 1,32 hijos, según datos del INE) y en la que el relevo generacional está alarmantemente comprometido, nosotros nos liamos la manta a la cabeza y nos reproducimos por encima de la media. Todos los chifletas que nos lanzamos a esta aventura de estar en minoría frente a nuestros vástagos, deberíamos estar unidos en el mismo colectivo y luchar juntos contra los elementos. Porque para mí lo que genera mayores dificultades (y estrés) en el día a día es el ratio adulto/niño. Y en una familia monoparental de dos hijos, en este aspecto, están más apurados que en la mía, que somos dos frente a tres.

 

ELENA

 

Cuando Ana me propuso hablar de este tema, mi primera respuesta fue que no tenía del todo claro que apoyase la medida. Entono el mea culpa y soy totalmente sincera.

He pasado casi tres años formando parte de forma bastante activa de la Asociacion de Familias Numerosas de Asturias (AFNA), y durante ese tiempo solo llegué a dos conclusiones importantes:

 1  Me da una pereza tremenda el politiqueo, pero es la única manera de conseguir muchas cosas (eso ya lo sabemos por la prensa, pero si te metes en el mundillo del asociacionismo, lo ves más de cerca, y da pereza, mucha pereza);

 2  Por extensión, la unión hace la fuerza. Los partidos políticos y los grupos de poder buscan a esos colectivos que más ruido hacen, más impacto tienen en la sociedad, a los que más molestan o a los que mejor quedan en las propagandas electorales. Pero para que sepan que existes, tienes que hacerte ver… y claro… cuanto más grande eres, más fácil es que te vean. (Sin embargo, cuanto más grande sea ese colectivo, también acabas sufriendo el «ser más implica menos»: no es lo mismo repartir 1000 entre 1000 que entre 2000).

Creo que NO es tiempo de guerra. La batalla en la Tierra media no ha de hacerse entre medianos y elfos o duendes. Ha de hacerse cada uno contra Sauron (algunos frikis me entenderéis). Las familias numerosas lo son por su definición y las monoparentales lo son por su definición. No podemos entrar a comparar las necesidades de unas con las de otras porque no son comparables. Son necesidades objetivas de cada una y ya está. Y esas necesidades hay que trasladarlas por igual por parte de cada colectivo. Y el Gobierno tendrá que analizar que hay muchas situaciones en las que unas u otras familias se ven desfavorecidas y tendrá que ayudar allí donde pueda y deba. Pero insisto en que no es el momento para sacarnos los colores entre colectivos. Es momento de ayudarnos y apoyarnos, cada uno desde nuestra posición de ataque, pero haciendo ruido.

La solución a una buena parte de los problemas de ambos tipos de familias es la famosa renta per capita, concepto que no se oye mucho pero que es «de cajón» a mi entender. Hay que valorar el nivel de riqueza de una familia y el numero de miembros que la componen. Igualmente, hay que valorar las necesidades de esos integrantes, pues no es lo mismo tener hijos que familiares dependientes, que discapacitados, o que solo adultos.

Otra solución es trabajar con objetivos a medio y largo plazo, y no a corto, señores gobernantes. ¿Cuál es la misión, visión y valores de su Gobierno? ¿Dónde queremos que esté España dentro de cinco o diez años? ¿Cómo quiero verla y vivirla? Pues a trabajar en objetivos que se encaminen hacia esa visión.Y más allá aún, que esos objetivos no sean solo la captación de votos para las siguientes elecciones. Os aseguro que es horrible hacer la tournée mediático con todos los partidos políticos antes de las elecciones como presi de la Asociacion de Familias Numerosas y que luego se olviden de ti hasta las siguientes elecciones. Da pena y vergüenza. Creo que por eso me desencanté tanto, al ver el sistema así, desde dentro…

Pues lo dicho. Dejémonos de comparar churras con merinas y hagamos un rebaño grande y sonoro. Al final el lobo se acabará viendo rodeado y cederá. Y saldrá con el rabo entre las piernas.

Foto: 123rf.com

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Somos dos amiguinas de toda la vida. Juntas desde el cole. Y el destino ha querido también que las dos tengamos mellizos y sendas familias numerosas. Vivimos a más de 2.000 km de distancia (Elena en Oviedo y Ana en Las Palmas de Gran Canaria) y gracias al mundo virtual nos hemos unido en esta aventura bloguera.

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