Sobre nosotras

Somos dos amigas cuyas vidas se cruzaron por primera vez hace más de 25 años… Nos conocemos desde que podemos recordar… Estuvimos juntas en clase desde 1º de preescolar (sí, somos de la EGB).

Ana tuvo tres hijitos que se fueron demasiado pronto, antes de llegar a sus brazos, dejando un gran vacío tras de sí. Parecía que la maternidad “terrenal” se le resistía y no sabía si algún día lo conseguiría. Cuando se quedó embarazada por cuarta vez, el miedo era indescriptible. Sobre el test positivo de aquel cuarto embarazo se derramaron muchas lágrimas, porque el corazón no se puede romper tantas veces seguidas, no se quería romper una vez más. En la primera ecografía cuando le dijeron que venían dos no daba crédito a tanta suerte. Estaba acostumbrada a esas primeras ecografías del embarazo, en las que te dicen “está en su sitio y es uno”. “Claro que es uno, ¿cuántos van a ser?”. En aquella cuarta primera ecografía entendió por qué siempre te dicen el número de saquitos que se ven. “Vienen a pares”, fueron las palabras del ginecólogo (de ahí la inspiración para el nombre del blog). El embarazo no fue fácil por muchos motivos, pero afortunadamente terminó de la mejor forma posible: con dos niños, Zipi y Zape, sanos y enormes… ¡con unos pulmones muy bien formados! Y el día que nacieron, todo cambió. La vida se convirtió en un caótico torbellino de felicidad.

En medio de ese caos, un día Ana recibe un whatsapp de su buena amiga Elena. Es una foto de una ecografía. Ana no necesita que le digan nada más, ha visto tantas ecografías del primer trimestre, que sabe reconocer a golpe de vista lo que ahí se ve… Y ahí están, dos pequeñuelos. ¿Cómo? ¿Tú también? ¡Pero qué alegría más grande!

Elena ya era mamá de dos hijos, que por suerte están con ella y son la alegría de la casa. Buscando el tercero, ¡vinieron Purpurina y Pepinillo! Impensable. Donde ya costó dar el paso e ir a por el tercero, haciendo muchas cuentas, ajustando mucho el presupuesto, buscando huecos en casa, y analizando si realmente se podía, (porque querer se quería pero no siempre se puede permitir uno, y más hoy en día, tener tres hijos), no solo llegó el tercero sino que además vino con compañero de habitación.

El hecho de tener mellizos las dos supuso un nuevo vínculo más de unión, y lo más importante, de apoyo y consulta. Porque hoy en día hay tantísima información, que a veces es imposible separar la aguja de la paja, y tener una amiga a la que preguntar, o con la que compartir una situación similar, siempre ayuda, al menos para tener una opinión rápida y fiable.

Y en medio de la vorágine, del caos que supone no sólo tener gemelos recién nacidos, sino dos más, se le ocurre a Elena la maravillosa idea de plasmar en un blog todas nuestras experiencias vitales. Las perspectivas son tan diferentes, ¡en todo! Las angustias de una primeriza (con la dura experiencia previa) frente al desparpajo de una multimami en toda regla. ¿Quién da más?

Y así hemos ido avanzando en este tiempo, compartiendo vivencias, Cuando los mellizos de Ana tenían dos años, se lanzaron a la aventura de ampliar la familia, y, a unas semanas de cumplir Zipi y Zape tres años, nació el tercer mosquetero, el pequeño Tamagochi. Así que ahora, además de mamás de mellizos las dos, también las dos tenemos familias numerosas, dimensión a la que intentaremos dedicar espacio en el blog.

Esperamos que disfrutéis de su lectura y, sobre todo, que os pueda servir en vuestras propias vivencias, que estaremos encantadas de leer si os apetece compartirlas con nosotras.

Abrazos