Hola Samanta:

Me llamo Ana y, entre otras cosillas de la vida, soy madre de mellizos de 5 años, y otro pequeñín de 2.

Cuando aún tenía frescas las imágenes de la última famosísima que ha parido y a la semana ha publicado el consiguiente reportaje entre nubes de algodón (que huelen a no sé qué pero que deben de oler super bien) y luciendo como si jamás hubiera gestado ni se estuviera encargando de un recién nacido, justo me topé de frente con tu libro «Madre hay más que una». Estaba en la estantería de una librería llamándome. Sin pensarlo me lancé a hojearlo. Para mi sorpresa, no es un libro sobre maternidad, sino que se centra exclusivamente en el embarazo. Donde además relatas tu tratamiento de fertilidad, y terminas culminando en el parto. Obviamente no lo leí entero allí de pie (tampoco lo compré, sorry, es que me estoy quitando de leer libros del tema), me guié por el índice para hacerme una idea de la estructura. Sin embargo, hubo unas páginas que sí llamaron mi atención y me detuve a leer: en concreto el epílogo, que dedicas al «Postparto«.

Con los cientos (miles) de palabras que he escrito sobre el postpartonunca he conseguido plasmar con tanta precisión lo que viví y sentí, como tú lo has hecho en esas pocas páginas.

 

Y mientras leía aquellas palabras que me llegaban al fondo del útero, como contraste venían a mi mente las fotos lenceras de la celebrity recién parida oliendo las nubes. Todo ello entremezclado con tus declaraciones incendiarias…

Y entonces me di cuenta de que por fin he entendido lo tuyo… Mira que me ha costado, oiga… Tú no escribes libros ni haces programas para madres, ni siquiera para embarazadas. Las madres lo único que hacemos, a través de golpes de pecho indignados y rasgamiento de vestiduras frente a tus palabras, es ayudar a difundir tu mensaje que veo tan necesario.

Porque tú no vienes a contar nada nuevo que no nos hayamos contado entre amigas, en blogs, en redes sociales incluso.. El mensaje es el mismo, sí, lo que pasa es que lo que has cambiado es el público objetivo. Tú quieres llegar a todo quisqui. Desarmar esa imagen idílica de la maternidad que reina en la publicidad, y nos rodea por todas partes, a TODOS y TODAS. Yo dándote lecciones de marketing en este vídeo, cuando en realidad lo tenías clarísimo. La que se equivocó «de cabo a rabo» fui yo ;-P

Y claro, todo esto tienes que contarlo ahora, cuando estás en el fondo del pozo porque luego se olvida. Sí, lo dices en tu libro, las madres (especialmente las madres) padecemos una especie de amnesia selectiva que nos hace quedarnos con lo bonito. Si no la especie humana se habría extinguido hace tiempo y ni de broma repetiríamos embarazos sabiendo lo qie viene después. No, eso lo olvidamos… o lo suavizamos… Con los años recuerdas que fue difícil, que fue intenso, que había días que solo deseabas que llegara la noche… Pero son recuerdos vagos, como en una nebulosa… Porque cuando dentro de diez años pienses en tus hijos de bebés, sólo recordarás con nitidez los buenos momentos. Esa ternura infinita que te invadía al olerlos y achucharlos quedará grabada para siempre en tu corazón.

Y ¿sabes qué? GRACIAS. Algunas de tus declaraciones, sacadas de contexto, son fuertes… Pero entiendo que la ambiciosa cruzada que has emprendido necesita mensajes agresivos para hacerse eco. Las fuerzas rosas del papel cuché tienen mucho poder y alcance. Y es necesaria una misiva totalmente opuesta para vencerlas y acidificar un poco esa visión edulcorada, de exclusivas de blanco inmaculado y madres perfectas. Porque esa visión idílica, tan alejada de la realidad, contribuye a crearnos más presión aún a las mujeres y madres. A generar frustración. Ahí estoy contigo.

Que una mujer famosa, a la que se le supone un poder adquisitivo que le permita pertrecharse de ayuda y todo tipo de comodidades, hable de la crudeza de la maternidad me parece loable y necesario. Porque sí, si la maternidad se vive en plenitud, no importan los medios que tengas, nadie escapa a esas dificultades, a las noches sin dormir, a las preocupaciones, al estrés… A LA RESPONSABILIDAD tan grande que entraña ser padres. Ahí estamos todos en el mismo barco.

Ya te entendí, Samanta. Ahora sólo entiéndenos tú cuando gran parte del colectivo maternal alucinamos pepinillos con tus declaraciones. Duele escuchar afirmaciones tan duras que implican a chiquitines que no pidieron venir a este mundo. Especialmente cuando esas palabras vienen de alguien que tiene hijos sanos y una vida acomodada. Alguien que ha luchado para ser madre, que lo deseaba, que pasó por tratamientos de reproducción asistida, con todas las dificultades que entrañan. Porque los hijos, cuando son deseados, son un gran regalo de la vida. Con todo lo malo, con todo lo difícil…

Es posible que haya casos aislados de mujeres que verdaderamente se arrepienten de haber sido madres sí, pero me juego el cuello a que son una minoría pequeñísima. Tal vez deberías preguntar quién se arrepiente entre madres de más de 60 años, y probablemente cambiarían las respuestas. Una mujer con mellizos de 14 meses es carne de cañón. En ese momento su cabeza solo alcanza a desear un sofá en el que tumbarse diez minutinos a echar una cabezadita, o siendo más ambiciosos, a irse a una noche de hotel en pareja, solo para dos, y dormir (nada de romanticismos, solo dormir)…

Ya que estamos, te hago una sugerencia ¿Por qué no dedicas un programa a hablar de las mujeres que decidieron voluntariamente no ser madres y luego se arrepintieron cuando ya no había vuelta atrás?

Sólo déjame decirte una cosa para terminar: Samanta, a mí no me la cuelasTú no te arrepientes de ser madre. Y quien no me crea, puede leer esas cuatro o cinco maravillosas páginas de tu libro para comprobarlo. Tú adoras a tus peques y no concibes tu vida sin ellos, por más que haya días en que cogerías la puerta y echarías a correr sin mirar atrás. Intuyo que eres una mujer valiente y aunque hubieras sabido de verdad lo que había detrás de todo este embrollo, te habrías lanzado igualmente a la piscina, por más que tú digas que no lo habrías hecho. Y espérate a que tus nenes te hagan dibujos de corazones, o te digan que te quieren. Te saldrán corazoncitos por los ojos…

Ah! Y mucho ánimo, mucha fuerza, y mucha vitamina, que estás en la cresta de la ola. Luego todo va a mejor, te lo prometo. Y échale un poco de humor, mujer. Espero (seguro que ya lo haces) que cuando te quites la careta de periodista te eches unas buenas risas a costa del maravilloso caos que impera en tu hogar. Caos que, cuando sean adolescentes, echarás de menos…

Un abrazo, de madre a madre ;-P

Y gracias.

Ana

Imagen: 123rf
Autor: Kadmy

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Asturiana, habladora compulsiva, culo inquieto, Licenciada en un par de cosillas y madre de 3 + 3. Los tres primeros son ? ? ? del cielo y los tres siguientes (los mellizos Zipi y Zape y el pequeño Tamagochi), afortunadamente nos dan mucha lata. No soy superwoman, trabajo en equipo con mi Pantuflo. Nadie dijo que fuera fácil... pero ¿y lo bien que lo pasamos?

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