«Cuando tienes hijos cambia tu concepción de las necesidades de espacio. Cuando tienes mellizos, cambia un poco más, y cuando ya pasas a 4 hijos, necesitas un cambio de paradigma.

En nuestro caso, los cambios han sido progresivos, y creo que es bueno entender las motivaciones de cada caso para luego poder elegir adecuadamente. Mi idea inicial, antes de tener hijos, es que con un coche compacto normal sería suficiente. Entiéndase compacto como algo tipo Golf, Megane, Toyota Auris, Peugeot 308, Focus… en mi caso, yo quería un 5 puertas, claramente, y japonés.

 

Al final opté por un Toyota Corolla. Los japoneses tenían fama entonces de fiables, pero sosos, y así fue (Elena da fe de la sosería). En el trabajo tuve que aguantar todo tipo de comentarios de café: “dónde vas… te va a quedar pequeño… el burro grande ande o no ande…” y yo, iluso de mí, pensaba: aunque tenga hijos, tiene que ser suficiente.
Mi padre con 4 hijos viajaba en un Seat Ronda!!! Entonces llegó el primero y la realidad fue dura. Si bien con un hijo podíamos, con la bugaboo llenábamos el maletero, y con bugaboo + compra, ésta tenía que ir en los asientos. Incómodo.

Luego vino la mudanza a Vilanova y ahí vimos la luz. Por trabajo me dieron un Peugeot 308 familiar. El burro grande. Gran elección, muy recomendable para 2 hijos (si pasas de 0 a 2). Sus ventajas:

  • Techo solar panorámico;
  • Maletero gigante (como para tirar las cosas dentro sin agobios y que quepa todo);
  • Consumo mínimo;
  • 3 plazas atrás, más anchas que un coche normal. En la práctica como para 2 sillas + una persona en medio. Juntar 3 sillas es una heroicidad y te quedas sin nudillos;
  • Modular como un monovolumen, puedes quitar o añadir asientos (por ejemplo, quitas uno para meter muebles largos de ikea). Eso sí, no es japonés (para un ingeniero industrial eso es un hándicap. Para una familia con mellizos no…).

 

Con este coche cumplimos la teoría de que las cosas tienden a ocupar todo el espacio de que disponen. A más espacio, más cosas, y siempre lleno. Teníais que ver cómo volvíamos en Navidad de Asturias a Vilanova. Y eso sólo con 1 hijo. Con 2 hijos nos dio un servicio fantástico. Lo recomiendo sin duda.

Cuando vinieron los mellizos, pensamos, ilusos, que con ese coche nos valía. ¿Por qué no? Sólo teníamos que añadir un asiento en el maletero, quedarnos con la mitad de maletero para meter el carrito “gigantegemelar” y dejarnos los nudillos cada vez que quisiéramos meternos todos. Visto así, a posteriori, no parece lógico. Pero por un momento nos lo creímos. Tanto, que vinieron los mellis y no teníamos otra opción. Los primeros días nos dieron el baño de realidad, y lo vimos claro, había que ir a por el burro más grande aún. Y ahora os explicamos los criterios para decidir qué elementos motivaron nuestra búsqueda:

  • Burro grande, pero sin pasarse. No vale furgoneta furgoneta (descartada tipo traffic o multivan, la de los surferos que cuesta un dineral);
  • Que tenga techo solar. Una vez probado en un coche, renunciar a él cuesta;
  • Que no sea muy ancho;
  • Que sea Japonés (mi único criterio, el del ingeniero);
  • Que no sea nuevo, que no podemos pagarlo;
  • Que tenga mínimo 6 plazas, a poder ser individuales, y maletero suficiente. Ya que estamos, no queremos andar con parches y tener la silla por el medio todo el día;
  • ¡¡¡Puertas correderas atrás!!! Fundamental en caso de aparcar con un trasto de estos en un sitio estrecho

Buscando buscando y comparando comparando llegamos a un buen candidato (Nissan Evalia), 6 plazas, aunque un poco espartano y con la sensación de que no era todo lo grande que necesitábamos (ojo, buena opción y barata para 2 hijos).

Leyendo y leyendo y leyendo en foros llegamos hasta la solución: TOYOTA PREVIA. Lo tenía todo. Y a por ella fuimos. La única sorpresa que nos llevamos al recogerla es que tenía….. radiocasete. Vuelta a los 80 y a rebobinar las cintas con el boli bic. Bueno, un aliciente para los viajes largos.

La experiencia es fantástica, la recomendamos. Es la primera vez que compramos un coche de segunda mano tan “usado”: 200.000 kms, 10 años… pero pensamos que, teniendo tantos niños, su misión es que aguante los primeros años y “quemarlo”, tanto por dentro como por fuera. Luego ya veremos. Así no nos agobiamos si pegan una pegatina, o pintan un poco la tapicería, o lo que tenga que ser… La principal usuaria, ahora no cambia: el espacio, el techo solar, y la novedad para nosotros de la altura. Es un monovolumen a todos los efectos, lo cual quiere decir que es muy cómodo para meter a los bebés en la silla.

Elena ahora cuando coge el otro coche no se apaña, tiene la sensación de no controlar la carretera tanto como desde el monovolumen. Hemos quitado el asiento del medio. Así, además, los mayores se meten para la fila de atrás y se abrochan ellos, así que el proceso de carga no es tan duro como en el otro coche. En fin, así lo elegimos. Y no cambiamos.

Y vosotros, ¿cómo lo veis? ¿Habéis tenido que cambiar de coche al ampliar doblemente la familia?»

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Guillermo Jiménez Treviño

Soy willy. Y soy el marido de Elena. Para este blog con esa presentación debería ser suficiente. Además de eso soy ingeniero industrial, lo cual siempre explica muchas cosas. Me gusta el orden en casa, Bruce Springsteen y el Real Oviedo. Con eso no se negocia. Soy peregrino, eso también explica muchas cosas, empezando por como conocí a Elena. Pienso sinceramente que los blogs, pinterest e Instagram son armas peligrosas si no se saben utilizar. El riesgo de frustración viendo a gente tan ideal es enorme. Por eso me gusta este blog. Y participar en el. Porque no vendemos motos...

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